En Sanlúcar de Barrameda existía una de las fabricas de jabón más antiguas de España, que ya en el siglo XVI realizaba estos trabajos.
LA ALMONA
Plaza de la Pastora
Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)
La Almona de Sanlúcar de Barrameda fue una fábrica de jabón o jabonería, situada en dicho municipio español de la provincia de Cádiz, en Andalucía. Desde el siglo XVI hasta el XIX en ella se fabricó jabón de Castilla, elaborado a partir de aceite de oliva, sosa y agua, que era exportado por Europa y América. Aunque la actividad de la almona sanluqueña está documentada desde el siglo XVI, el edificio actual fue construido en los siglos XVII y XVIII. Forma parte del Conjunto histórico-artístico de Sanlúcar de Barrameda declarado como tal en 1973.
El término "almona" es de origen árabe y se utiliza en Andalucía para designar a las jabonerías y a otras instalaciones industriales. La almona de Sanlúcar está situada en los confines del barrio de la Balsa, cerca del antiguo puerto de igual nombre, en una zona llamada "el Mazacote". Éste era el nombre que se daba a las cenizas de varias plantas, llamadas genéricamente almarjo o barrilla (como la Sarcocornia perennis), de las que se obtenía la sosa necesaria para la fabricación del jabón.
La producción y comercio del jabón estuvo monopolizado por la nobleza hasta que las Cortes de Cádiz abolieron dichos privilegios.
Fue propiedad de la casa de Medina Sidonia hasta 1757 en que fue traspasada a la casa de Medinaceli. En 1855, los duques de Medinaceli por 60.000 reales al año.
Los Medinaceli, la vendieron a Ramón Sáenz, perdiendo su uso como jabonería y convirtiéndola en bodega.
Durante la Guerra Civil Española se utilizó como hospital, habilitándose una de sus naves como mezquita para los soldados marroquíes. A pesar de ser la única almona que permanecía intacta en Andalucía y de estar protegida íntegramente por el Plan General de Ordenación Urbana del Ayuntamiento de Sanlúcar, en 2003 una de sus naves fue derribada y actualmente es un edificio de viviendas.
La Almona de Sanlúcar de Barrameda fue una fábrica de jabón o jabonería, situada en dicho municipio español de la provincia de Cádiz, en Andalucía. Desde el siglo XVI hasta el XIX en ella se fabricó jabón de Castilla, elaborado a partir de aceite de oliva, sosa y agua, que era exportado por Europa y América. Aunque la actividad de la almona sanluqueña está documentada desde el siglo XVI, el edificio actual fue construido en los siglos XVII y XVIII. Forma parte del Conjunto histórico-artístico de Sanlúcar de Barrameda declarado como tal en 1973.
El término "almona" es de origen árabe y se utiliza en Andalucía para designar a las jabonerías y a otras instalaciones industriales. La almona de Sanlúcar está situada en los confines del barrio de la Balsa, cerca del antiguo puerto de igual nombre, en una zona llamada "el Mazacote". Éste era el nombre que se daba a las cenizas de varias plantas, llamadas genéricamente almarjo o barrilla (como la Sarcocornia perennis), de las que se obtenía la sosa necesaria para la fabricación del jabón.
La producción y comercio del jabón estuvo monopolizado por la nobleza hasta que las Cortes de Cádiz abolieron dichos privilegios.
Fue propiedad de la casa de Medina Sidonia hasta 1757 en que fue traspasada a la casa de Medinaceli. En 1855, los duques de Medinaceli por 60.000 reales al año.
Los Medinaceli, la vendieron a Ramón Sáenz, perdiendo su uso como jabonería y convirtiéndola en bodega.
Durante la Guerra Civil Española se utilizó como hospital, habilitándose una de sus naves como mezquita para los soldados marroquíes. A pesar de ser la única almona que permanecía intacta en Andalucía y de estar protegida íntegramente por el Plan General de Ordenación Urbana del Ayuntamiento de Sanlúcar, en 2003 una de sus naves fue derribada y actualmente es un edificio de viviendas.
El 6 de mayo de 1855, los duques de Medinaceli venden la Almona de Sanlúcar a Ramón Sáenz, pagándose por ella la cantidad de 59.500 reales y el compromiso del pago anual de 600 reales y 18 reales a favor de la Hermandad de las Ánimas de Sanlúcar.
La producción de dicha almona se cargaba en barco para Chipiona, Rota y Puerto de Santa María, y en carretas con arrieros para Trebujena, Lebrija y Las Cabezas de San Juan, aparte del comercio con Europa y América.
LAS ALMONAS DE SEVILLA
Uno de los mejores jabones a nivel internacional se fabricó en el arrabal, más concretamente en las Reales Almonas de la calle Castilla. La denominación de Reales Almonas se debe a que pertenecían a la corona con monopolio del Estado, pero la explotación le fue concedida la familia de nobles de los Enríquez de Ribera.
En Sevilla capital se encontraban las almonas de San Salvador y las de Castilla. En la almona trianera se fabricaba jabón blanco hecho con materias primas que se obtenían del entorno. El jabón blanco se fabricaba a base de aceite –llegado del Aljarafe-, el mazacote, orujo, cal, cenizas – procedentes de la quema de la hierba denominada barrilla, que crece en zonas pantanosas -, caparro y agallas.
Tanto la producción como el número de personas empleadas en las almonas fueron aumentando con el tiempo, pero las primeras cifras de las que hay constancia datan de 1520. En esta fecha el personal de la almona de Castilla ascendía a dos hombres blancos que ganaban un ducado de oro y 13 maravedíes al mes, y cinco esclavos blancos y negros, una mujer para pesar (ganaba 6.000 maravedíes anuales) y otra vendedora situada en la puerta de la almona. Apenas 20 años después ya sumaban más de 40 los trabajadores en la fábrica trianera.
El consumo de este jabón, de denominación Castilla, fue tan elevado que no se libró del contrabando llegado de otras almonas de la provincia así como desde Almería. El éxito se debió no sólo a la calidad del producto, sino también a la perfecta situación estratégica con la que se contaba, ya que las almonas de Triana tenían su propio muelle desde el que salían los barcos hacia el, en aquel momento denominado, Nuevo Mundo, Inglaterra, Flandes y resto del país.
Actualmente las Reales Almonas de Castilla se pueden visitar a medias, están a la vista de todos desde el Paseo de la O: parte de la estructura de las almonas, así como un fragmento de la gran bóveda descubierta, algunos muros exteriores o el arco de La O. El resto de la arquitectura conservada se encuentra en un edificio privado que se construyó tras el derribo de las almonas a finales de los años 80 del siglo XX, donde actualmente se encuentra un azulejo que reza de la siguiente manera :
“Aquí se conservan los restos de las que fueran Almonas Reales . Fábrica donde se elaboraba el famoso ‘Jabón Sevillano’ que se embarcaba para América, Inglaterra y Flandes. La Casa Ducal de Alcalá tuvo dominio sobre ella por privilegio real desde el siglo XVI al XIX”
La producción de dicha almona se cargaba en barco para Chipiona, Rota y Puerto de Santa María, y en carretas con arrieros para Trebujena, Lebrija y Las Cabezas de San Juan, aparte del comercio con Europa y América.
LAS ALMONAS DE SEVILLA
Uno de los mejores jabones a nivel internacional se fabricó en el arrabal, más concretamente en las Reales Almonas de la calle Castilla. La denominación de Reales Almonas se debe a que pertenecían a la corona con monopolio del Estado, pero la explotación le fue concedida la familia de nobles de los Enríquez de Ribera.
En Sevilla capital se encontraban las almonas de San Salvador y las de Castilla. En la almona trianera se fabricaba jabón blanco hecho con materias primas que se obtenían del entorno. El jabón blanco se fabricaba a base de aceite –llegado del Aljarafe-, el mazacote, orujo, cal, cenizas – procedentes de la quema de la hierba denominada barrilla, que crece en zonas pantanosas -, caparro y agallas.
Tanto la producción como el número de personas empleadas en las almonas fueron aumentando con el tiempo, pero las primeras cifras de las que hay constancia datan de 1520. En esta fecha el personal de la almona de Castilla ascendía a dos hombres blancos que ganaban un ducado de oro y 13 maravedíes al mes, y cinco esclavos blancos y negros, una mujer para pesar (ganaba 6.000 maravedíes anuales) y otra vendedora situada en la puerta de la almona. Apenas 20 años después ya sumaban más de 40 los trabajadores en la fábrica trianera.
El consumo de este jabón, de denominación Castilla, fue tan elevado que no se libró del contrabando llegado de otras almonas de la provincia así como desde Almería. El éxito se debió no sólo a la calidad del producto, sino también a la perfecta situación estratégica con la que se contaba, ya que las almonas de Triana tenían su propio muelle desde el que salían los barcos hacia el, en aquel momento denominado, Nuevo Mundo, Inglaterra, Flandes y resto del país.
Actualmente las Reales Almonas de Castilla se pueden visitar a medias, están a la vista de todos desde el Paseo de la O: parte de la estructura de las almonas, así como un fragmento de la gran bóveda descubierta, algunos muros exteriores o el arco de La O. El resto de la arquitectura conservada se encuentra en un edificio privado que se construyó tras el derribo de las almonas a finales de los años 80 del siglo XX, donde actualmente se encuentra un azulejo que reza de la siguiente manera :
“Aquí se conservan los restos de las que fueran Almonas Reales . Fábrica donde se elaboraba el famoso ‘Jabón Sevillano’ que se embarcaba para América, Inglaterra y Flandes. La Casa Ducal de Alcalá tuvo dominio sobre ella por privilegio real desde el siglo XVI al XIX”
G. Martínez
Fuentes:
Wikipedia
Wikipedia
“La ciudad del Quinientos”
Francisco Morales Padrón
Blog Triana en la red
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