Casares es un municipio de la provincia de Málaga, en la comunidad autónoma de Andalucía, al sur de España. Está situado en el límite con la provincia de Cádiz, en la comarca de la Costa del Sol Occidental.
Limita al noroeste con el municipio de Gaucín; al norte con los municipios de Benarrabá y Genalguacil, con el que también limita al nordeste; al este limita con Estepona; al sur con Manilva y el mar Mediterráneo; y al oeste con San Roque y San Martín del Tesorillo, pedanía de Jimena de la Frontera, en la provincia de Cádiz.
Casares es el estereotipo del pueblo blanco andaluz: calles estrechas, empinadas y sinuosas y casas encaladas. Además, es el lugar de nacimiento de Blas Infante, considerado el "Padre de la Patria Andaluza".
El origen de Casares se remonta a los tiempos de los íberos y fenicios, encontrándose en los límites de los bástulos. En el cortijo de Alechipe se encuentran tres aras con inscripciones, que corresponde íntegramente a la ciudad de Lacipo, una de las más importantes del litoral malagueño. En el año 61 a. C., Julio César, de quien se deriva el nombre de la ciudad, utilizó los famosos baños de la Hedionda, para curarse con sus aguas sulfurosas la enfermedad hepática que padecía. Sus propiedades curativas se hicieron famosas en toda Roma.
En el año 1361 Casares fue elegida como lugar de concentración de Pedro I de Castilla y el destronado rey de Granada Mohamed V para iniciar la campaña que debía devolver el trono al monarca nazarí.
Durante el levantamiento morisco contra Felipe II en 1570, Casares fue el centro de las operaciones. En la ermita de Nuestra Señora del Rosario del Campo se reunieron los notables moriscos con el duque de Arcos y se puso fin a la revuelta. El notario Blas Infante, considerado como "Padre de la Patria Andaluza" por el Parlamento de Andalucía y el Congreso de los Diputados, nació en esta ciudad el 5 de julio de 1885, en el seno de una familia adinerada.
Sus peculiares callecillas, intrincadas y escarpadas, junto a las casitas que las configuran en pintoresca disposición, hacen que Casares tenga la denominación de Pueblo Colgante.
Una fotografía de Casares está disponible en los fondos del tema España del Sistema Operativo Windows 7 de Microsoft.
" Sierra de Ronda. Mi pueblo está allí, en
el extremo levante de una vertiente meridional,
anidado como un aguilucho sobre lo alto de un
avanzado peñón, mirando de frente eternamente
los escarpes de África, sobre el Estrecho,
percibiendo en su costado el alentar del mar interior
que muge dulcemente durante los días de calma
y que brama revolviéndolo turbio
cuando siente su lomo azotado.
El paraje que lo circuanda es un mundo de rocas partidas
Mi pueblo, por su casco (de este modo lo llaman
y de gargantas hondas, de aguas ariscas
y de grietas fértiles.
sus habitantes), se asienta milenariamente
sobre el nido atalaya de una alta peña de la Serranía
como un aguilucho inmovilizado
a quien el viento sigiloso arranca y esparce el plumaje
mirando de frente con ojos nostálgicos más allá del Arroyo Grande,
que dijo Abuberk, al Estrecho de Tarifa,
las rutas de piedras afiladas como puñales
por las que fueron a la emigración nuestros hermanos,
los desterrados moriscos. [...]"
el extremo levante de una vertiente meridional,
anidado como un aguilucho sobre lo alto de un
avanzado peñón, mirando de frente eternamente
los escarpes de África, sobre el Estrecho,
percibiendo en su costado el alentar del mar interior
que muge dulcemente durante los días de calma
y que brama revolviéndolo turbio
cuando siente su lomo azotado.
El paraje que lo circuanda es un mundo de rocas partidas
Mi pueblo, por su casco (de este modo lo llaman
y de gargantas hondas, de aguas ariscas
y de grietas fértiles.
sus habitantes), se asienta milenariamente
sobre el nido atalaya de una alta peña de la Serranía
como un aguilucho inmovilizado
a quien el viento sigiloso arranca y esparce el plumaje
mirando de frente con ojos nostálgicos más allá del Arroyo Grande,
que dijo Abuberk, al Estrecho de Tarifa,
las rutas de piedras afiladas como puñales
por las que fueron a la emigración nuestros hermanos,
los desterrados moriscos. [...]"
Blas Infante Pérez De Vargas
C/ CARRERA Nº 51
CASARES (MÁLAGA)
Horario de Invierno:
Lunes a viernes: 11:00 a 14:30 y 16:00 a 18:30 horas.
Sábados: 11:00 a 16:00 horas. Domingos: Cerrados
Horario de Verano:
Lunes a sábado: 9:00 a 14:00 horas. Domingos: Cerrados.
Teléfono: 952 89 55 21
Más información: turismo@casares.es
El 5 de julio de 1885, nació en esta casa el insigne casareño Blas Infante, considerado Padre de la Patria Andaluza, máximo ideólogo del andalucismo político.
Blas Infante Pérez de Vargas (Casares, Málaga, 5 de julio de 1885-Sevilla, 11 de agosto de 1936) fue un notario y político español, considerado oficialmente por el Congreso de los Diputados y el Parlamento de Andalucía como el «Padre de la Patria Andaluza», por ser el máximo ideólogo del andalucismo político en todas sus vertientes: regionalista, federalista y nacionalista. Infante alternó las tareas de notario, historiador, antropólogo, musicólogo, escritor y periodista. Varios libros suyos fueron publicados en vida del autor, así como póstumamente. Además se conservan numerosísimos manuscritos inéditos suyos.
Su padre fue Luis Infante Andrade, licenciado en Derecho y secretario del Juzgado de Casares, y su madre, Ginesa Pérez de Vargas, procedía de una familia de labradores de clase media. Estudió bachillerato en las Escuelas Pías de Archidona hasta 1899. Los Infante sufrieron la crisis económica derivada del desastre de 1898. Por ello, Blas tuvo que dejar el colegio y el último curso de bachillerato lo hizo por libre.
Desde 1900 trabajó como escribiente en el juzgado de Casares, al tiempo que estudiaba por libre en la facultad de Derecho de la Universidad de Granada, a la que viajaba en los meses de junio y septiembre para examinarse, finalizando la carrera en 1906. Los apuntes se los suministraba su amigo, el poeta Alberto Álvarez de Cienfuegos, perteneciente a una familia granadina muy conocida, que luego fue miembro de la Asamblea Andalucista de Córdoba en 1919.
En 1909 aprobó una oposición, tras la cual ejerció como notario en Cantillana a partir de 1910. Este destino le permitió entrar en contacto con el ambiente intelectual sevillano y con las ideas regionalistas andaluzas, especialmente con los miembros del Ateneo de Sevilla. Reforzó su conocimiento de las gentes de Andalucía ejerciendo su función de notario en otras localidades, como Isla Cristina, donde trabajó durante la década de 1920.
Al observar las condiciones de vida de los jornaleros andaluces quedó fuertemente impresionado, llegando a escribir años más tarde:
"Yo tengo clavada en la conciencia desde la infancia la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo"
Desde 1900 trabajó como escribiente en el juzgado de Casares, al tiempo que estudiaba por libre en la facultad de Derecho de la Universidad de Granada, a la que viajaba en los meses de junio y septiembre para examinarse, finalizando la carrera en 1906. Los apuntes se los suministraba su amigo, el poeta Alberto Álvarez de Cienfuegos, perteneciente a una familia granadina muy conocida, que luego fue miembro de la Asamblea Andalucista de Córdoba en 1919.
En 1909 aprobó una oposición, tras la cual ejerció como notario en Cantillana a partir de 1910. Este destino le permitió entrar en contacto con el ambiente intelectual sevillano y con las ideas regionalistas andaluzas, especialmente con los miembros del Ateneo de Sevilla. Reforzó su conocimiento de las gentes de Andalucía ejerciendo su función de notario en otras localidades, como Isla Cristina, donde trabajó durante la década de 1920.
Al observar las condiciones de vida de los jornaleros andaluces quedó fuertemente impresionado, llegando a escribir años más tarde:
"Yo tengo clavada en la conciencia desde la infancia la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo"
En 1915 se publicó su obra más importante: Ideal andaluz, donde explica su visión personal de la historia, la identidad y los problemas de Andalucía así como propuestas para su fortalecimiento. En 1918 se celebró la Asamblea de Ronda que, inspirada en la propuesta de constitución regional para Andalucía (dentro de una hipotética república federal española) que elaboraró el Partido Republicano Democrático Federal en 1883 (conocida como Constitución de Antequera de 1883), estableció las bases a seguir por el andalucismo para obtener la autonomía política de Andalucía. Además se aprobó la propuesta de Blas Infante de adoptar como "insignias de Andalucía" una bandera verdiblanca y un escudo con Hércules.
En las elecciones de 1918, Blas Infante intentó presentarse por el distrito electoral de Gaucín, un año después por el mismo distrito y por Sevilla, pero no lo consiguió por la fuerte presencia del caciquismo. El 1 de enero de 1919 firmó, junto con miembros de varios Centros Andaluces, el Manifiesto andalucista de Córdoba, que define el concepto de Andalucía entendida como nacionalidad histórica dentro de una España federal.
"Sentimos llegar la hora suprema en que habrá que consumarse definitivamente el acabamiento de la vieja España (...). Declarémonos separatistas de este Estado que, con relación a individuos y pueblos, conculca sin freno los fueros de la justicia y del interés y, sobre todo, los sagrados fueros de la Libertad; de este Estado que nos descalifica ante nuestra propia conciencia y ante la conciencia de los Pueblos extranjeros (...). Ya no vale resguardar sus miserables intereses con el escudo de la solidaridad o la unidad, que dicen nacional."
Manifiesto de Córdoba
Se casó con Angustias García Parias con la que tuvo cuatro hijos. Escribió Motamid (1920), La dictadura pedagógica (1921) y Cuentos de animales (1921). En 1924 viajó a Marruecos, donde visitó la tumba de Motamid en Agmat y conoció a sus supuestos descendientes. El 15 de septiembre de 1924 se convirtió al Islam mediante la shahada, en una pequeña mezquita de Agmat, adoptando el nombre de Ahmad. Los testigos del acto por el que Infante se reconocía musulmán fueron dos andalusíes nacidos en Marruecos, y descendientes de moriscos: Omar Dukali y otro de la kabila de Beni-Al-Ahmar. Sin embargo su familia no acepta esta supuesta conversión al Islam de Blas Infante, en una entrevista publicada por los diarios del Grupo Joly, su hija, María de los Ángeles Infante, desmiente su filiación islámica y afirma que era admirador de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz además de benefactor del convento de Madres Dominicas ubicado en la calle San Vicente de Sevilla.
Durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera rechazó colaborar con ella, por lo que en represalia fueron clausurados los Centros Andaluces fundados por él en 1916, así como los editores de la revista Andalucía como plataforma del andalucismo político. En 1921 publicó La dictadura pedagógica, un complejo análisis filosófico. En 1928 viajó a Galicia para reunirse con los ideólogos del galleguismo, llegando a participar en la revista galleguista denominada Nós. Durante estos años también viajó por Portugal. En 1930 dio una conferencia política en la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga, donde ensalzó al pueblo andaluz y su historia. En 1931 participó en la candidatura del Partido Republicano Revolucionario a las elecciones generales.
Fue notario en Isla Cristina (Huelva) desde 1923 a 1931, donde una placa en la calle Diego Pérez Pascual (antigua calle Real) le rinde homenaje.
Con la proclamación de la República en 1931 se hizo cargo de la notaría de Coria del Río, donde se construyó una casa que llamó Dar al-Farah (en árabe "Casa de la Alegría") inspirada en la arquitectura de Al-Ándalus y encargándose personalmente de su decoración.
Blas Infante presidió la Junta Liberalista de Andalucía (JLA) y volvió a presentarse a distintas candidaturas por el Partido Republicano Federal, sin embargo, no consiguió representación parlamentaria. Los puntos esenciales de su campaña política fueron: el repudio al centralismo frente a un federalismo, la solución al caciquismo, la reforma del complicado sistema electoral, de la economía y de la justicia, la libertad de enseñanza, de matrimonio, etc.
En 1931 publicó el libro La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía, que critica fuertemente la manera de actuar de la República y relata el boicot al que fue sometida su candidatura andalucista en las elecciones. En esta obra, su postura se radicaliza en la definición del "Estado libre de Andalucía".
A pesar del boicot anterior se presentó de nuevo en las elecciones de noviembre de 1933 por Málaga, dentro de una coalición llamada Izquierda Republicana Andaluza formada por el Partido Republicano Radical Socialista (PRRS) y por la Izquierda Radical Socialista, candidatura que fracasó y supuso una notable desilusión para Infante.
Durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera rechazó colaborar con ella, por lo que en represalia fueron clausurados los Centros Andaluces fundados por él en 1916, así como los editores de la revista Andalucía como plataforma del andalucismo político. En 1921 publicó La dictadura pedagógica, un complejo análisis filosófico. En 1928 viajó a Galicia para reunirse con los ideólogos del galleguismo, llegando a participar en la revista galleguista denominada Nós. Durante estos años también viajó por Portugal. En 1930 dio una conferencia política en la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga, donde ensalzó al pueblo andaluz y su historia. En 1931 participó en la candidatura del Partido Republicano Revolucionario a las elecciones generales.
Fue notario en Isla Cristina (Huelva) desde 1923 a 1931, donde una placa en la calle Diego Pérez Pascual (antigua calle Real) le rinde homenaje.
Blas Infante presidió la Junta Liberalista de Andalucía (JLA) y volvió a presentarse a distintas candidaturas por el Partido Republicano Federal, sin embargo, no consiguió representación parlamentaria. Los puntos esenciales de su campaña política fueron: el repudio al centralismo frente a un federalismo, la solución al caciquismo, la reforma del complicado sistema electoral, de la economía y de la justicia, la libertad de enseñanza, de matrimonio, etc.
En 1931 publicó el libro La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía, que critica fuertemente la manera de actuar de la República y relata el boicot al que fue sometida su candidatura andalucista en las elecciones. En esta obra, su postura se radicaliza en la definición del "Estado libre de Andalucía".
A pesar del boicot anterior se presentó de nuevo en las elecciones de noviembre de 1933 por Málaga, dentro de una coalición llamada Izquierda Republicana Andaluza formada por el Partido Republicano Radical Socialista (PRRS) y por la Izquierda Radical Socialista, candidatura que fracasó y supuso una notable desilusión para Infante.
Blas Infante. Ideal Andaluz (1915)
Escudo oficial de Andalucía, diseñado por Blas Infante.
ANDALUCIA POR SÍ PARA ESPAÑA Y LA HUMANIDAD
En 1933 propuso que la melodía del canto religioso Santo Dios, un himno que cantaban segadores de algunos pueblos andaluces a la salida o a la puesta del sol, fuera el Himno de Andalucía, cambiándole la letra por un texto suyo. Este himno, junto con la bandera y el escudo elegidos en la Asamblea de Ronda de 1918, son actualmente los símbolos oficiales de Andalucía, según el artículo 6.2 del Estatuto de autonomía de Andalucía de 1981, reformado en 2007.
Bandera oficial de Andalucía, diseñada por Blas Infante.
Andalucía tiene himno y escudo propios que serán aprobados, definitivamente, por Ley del Parlamento de Andalucía, teniendo en cuenta los acuerdos dictados sobre tales extremos por la Asamblea de Ronda de 1918 y por las Juntas Liberalistas de Andalucía en 1933.
HIMNO DE ANDALUCÍA
En 1933 propuso que la melodía del canto religioso Santo Dios, un himno que cantaban segadores de algunos pueblos andaluces a la salida o a la puesta del sol, fuera el Himno de Andalucía, cambiándole la letra por un texto suyo. Este himno, junto con la bandera y el escudo elegidos en la Asamblea de Ronda de 1918, son actualmente los símbolos oficiales de Andalucía, según el artículo 6.2 del Estatuto de autonomía de Andalucía de 1981, reformado en 2007.
Bandera oficial de Andalucía, diseñada por Blas Infante.
Andalucía tiene himno y escudo propios que serán aprobados, definitivamente, por Ley del Parlamento de Andalucía, teniendo en cuenta los acuerdos dictados sobre tales extremos por la Asamblea de Ronda de 1918 y por las Juntas Liberalistas de Andalucía en 1933.
HIMNO DE ANDALUCÍA
"La bandera blanca y verde
vuelve, tras siglos de guerra,
a decir paz y esperanza,
bajo el sol de nuestra tierra.
¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
España y la Humanidad!
Los andaluces queremos
volver a ser lo que fuimos
hombres de luz, que a los hombres,
alma de hombres les dimos.
¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
España y la Humanidad!"
vuelve, tras siglos de guerra,
a decir paz y esperanza,
bajo el sol de nuestra tierra.
¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
España y la Humanidad!
Los andaluces queremos
volver a ser lo que fuimos
hombres de luz, que a los hombres,
alma de hombres les dimos.
¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
España y la Humanidad!"
“Allá, en mi Sierra de Casares, durante los crepúsculos inefables, yo contemplaba a los campesinos caminando a lo largo de las sendas pedregosas, después del trabajo agobiante de entonces, de sol a sol, empapados por el sudor del verano, y por la lluvia en el invierno. Volvían macilentos, apagados, retorciendo en los labios un cante que no era más que la pronunciación dolorosa de un retorcimiento en la propia entraña” (Orígenes de lo flamenco y del cante jondo, pág. 150, edic 1980 – Blas Infante).
«Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo, confundiendo su agonía con la agonía triste de las tardes invernales; he presenciado cómo son repartidos entre los vecinos acomodados, para que éstos les otorguen una limosna de trabajo, tan sólo por fueros de caridad, los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en sus sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjando en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de ciervos en el dornillo común, trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula; y he sentido indignación al ver que sus mujeres se deforman consumidas por la miseria en las rudas faenas del campo; al contemplar cómo sus hijos perecen faltos de higiene y de pan; cómo sus inteligencias se pierden atrofiadas por la virtud de una bárbara pedagogía, que tiene un templo digno en escuelas como cuadras; o permaneciendo totalmente incultas, requerida toda la actividad, desde la más tierna niñez, por el cuidado de la propia subsistencia, al conocer todas, absolutamente todas, las estrecheces y miserias de sus hogares desolados. Y, después, he sentido vergüenza al leer en escritos extranjeros que el escándalo de su existencia miserable ha traspasado las fronteras, para vergüenza de España y de Andalucía»
«Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo, confundiendo su agonía con la agonía triste de las tardes invernales; he presenciado cómo son repartidos entre los vecinos acomodados, para que éstos les otorguen una limosna de trabajo, tan sólo por fueros de caridad, los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en sus sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjando en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de ciervos en el dornillo común, trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula; y he sentido indignación al ver que sus mujeres se deforman consumidas por la miseria en las rudas faenas del campo; al contemplar cómo sus hijos perecen faltos de higiene y de pan; cómo sus inteligencias se pierden atrofiadas por la virtud de una bárbara pedagogía, que tiene un templo digno en escuelas como cuadras; o permaneciendo totalmente incultas, requerida toda la actividad, desde la más tierna niñez, por el cuidado de la propia subsistencia, al conocer todas, absolutamente todas, las estrecheces y miserias de sus hogares desolados. Y, después, he sentido vergüenza al leer en escritos extranjeros que el escándalo de su existencia miserable ha traspasado las fronteras, para vergüenza de España y de Andalucía»
En enero de 1933 se aprobó en la Asamblea de Córdoba, un Anteproyecto de Bases para el Estatuto de Autonomía de Andalucía, con la intención de someterlo a referéndum. En 1935 visitó a Lluís Companys, presidente de la Generalidad de Cataluña, que estaba preso en el Penal de El Puerto de Santa María junto a miembros de su gobierno.
Tras las elecciones de 1936, con la victoria del Frente Popular, el movimiento andalucista recobró fuerzas. Durante la Asamblea de Sevilla celebrada el 5 de julio de 1936 se aclamó a Blas Infante como presidente de honor de la futura Junta Regional de Andalucía. A los pocos días, se produjo el golpe militar que inició la Guerra Civil Española. Varios falangistas le detuvieron en su casa de Coria del Río y fue fusilado, sin juicio ni sentencia, junto a otros dos detenidos el 11 de agosto, en el kilómetro 4 de la carretera de Sevilla a Carmona. Cuatro años más tarde el Tribunal de Responsabilidades Políticas, creado después de la guerra, le condenó a muerte y a sus herederos a una multa económica, según el documento de 4 de mayo de 1940 escrito en Sevilla:
[...] porque formó parte de una candidatura de tendencia revolucionaria en las elecciones de 1931 y en los años sucesivos hasta 1936 se significó como propagandista de un partido andalucista o regionalista andaluz.
Fuente wikipedia
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