"El Dean del Nani", llevábamos tiempo escuchando comentarios sobre este lugar y muchos rumores, tales como que si era una antigua bodega, que tenía botas centenarias, que si era un lugar difícil de acceder, solo podrías conocerlo, si consigues un buen padrino.
Aunque el refrán dice "Más sabe el diablo por viejo que por diablo" en esta ocasión, el diablo es sabio por diablo, que no por viejo, aunque algunas canas ya si peinamos, así que nos fuimos a buscar a nuestro particular "foodhunter" que no usa capa, pero se conoce todos los bujíos, güichis, tabancos, y demás tabernas y sitios con encanto, allí donde las haya.
Contactamos con nuestro conseguidor, para más señas Luis Villaniego, y he aquí que tras oportunas gestiones, contactos con personas de noche en el Callejón Croquer, alguna que otra caña de manzanilla y otras de espumosa fresquita, lo consiguió……..
Al igual que el Laberinto de Teseo pero sin ovillo allí que fuimos, nos citó a una hora una prudente, 13.00 h más o menos, en El Gallego de la calle Real, ...
...que como su nombre indica viene de allí arriba y lleva la intemerata de años en La Isla, nos hicimos el saludo de rigor en la barra y nos tomamos una copas de oloroso para entrar en calor, con un buen pulpo y un pincho de tortilla, ...
... era el momento de cruzar la calle Real...
...y nos dirigimos hacia la pared encalada sorteando el freidor de "El Dean" la freiduría con más tradición de La Isla, ...
donde cuando veníamos de Sevilla a Cádiz, antes de inaugurarse el Puente de Cádiz (el primero, claro), teníamos que pasar por la calle Real en San Fernando donde casi a la altura de Capitanía y tras esa estela de olor a bienmensabe, el adobo de La Isla, parábamos a comprar varios cartuchos de pescado frito y seguir todos hacia nuestro destino, Cádiz.
Nos situamos delante de una puerta de madera de dos hojas, y se hizo el milagro, sonaron varios goznes de trancas viejas y se abrió una hoja, ya estábamos dentro ...
Y ahí estaba él, detrás de una gran mesa acompañado de dos personas amigas, esperándonos, lo curioso del sitio nada más entrar es que es de esos donde parece que se ha parado el tiempo, y...
... empiezas a mirar a todos lados y hay cosas para observar y analizar las cuales te hacen remomorar tiempos pasados y a distintas épocas que ha vivido esta persona a través de varias generaciones…….
Vemos botas de generosos, con su toque personal, según nos cuenta....
Carteles de toros, guitarras, banderillas,balanzas,...
... sillas de nea, botellas de distintas épocas, monteras de torero, pesos,...
... canillas, damajuanas, cuadros, lavaderos de barro, botellas antiguas...
...y sobre todo botas de vinos, muchas botas de todos los tamaños y arrobas…
Nos sentó a su mesa y empezamos a probar varias cañas, ...
... y comenzamos un buen rato de tertulia con el Nani y compañía, y como no,...
... con su bienmesabe, calentito acabado de freír, que no veas como entraba a esa hora,...
... después de disfrutar un rato de tan grata charla...
...nos invitó a descubrir todos los rincones por nosotros solos, eso fue lo mejor y ahí que fuimos a ver que nos encontrábamos,...
... y este fue el resultado...
No te cansas de mirar, pero no te da tiempo a asimilar todo lo que hay al alcance de tu vista, ya que como decíamos el tiempo se detiene y no es un lugar para ir con prisas, hay mucho por descubrir.
Vas pasando por las distintas estancias, y de pronto te encuentras con un comedor con su cocina económica de leña o carbón de la época en perfecto estado, donde no falta un detalle.
Velo de flor
Andana de botas de generosos, reposan en la tranquilidad de este espacio...
Una guitarra reposa en una silla de enea, recordando los buenos saraos que suelen acontecer en el lugar...
Yugo de madera del campanario de la Iglesia Mayor
Ventana orientada hacia el viento de Poniente, donde se crían los buenos vinos
Antesala a la "Sacristía"
Giras a otro lado y aparecen unos "lavaeros y piletas" antiguos que reconocemos de nuestras casas de patio con sus azoteas, donde se lavaba la ropa a mano en esos lebrillo y con jabón verde y a los niños…
Arcos y ladrillos toscos, todo te retrotrae al pasado...
De pronto aparece un cementerio de botellas en su jaula, cientos de botellas añejas, llenas de polvo como debe ser,...
... y es para echar unas tardes, mirando etiquetas y descubriendo quien sabe alguna incunable.
Cazuelas, jarras, vasijas, platos de barro, cucharones de madera, morteros, saleros, planchas de madera, y manteles de cuadros como las cocinas de nuestras abuelas..
Vuelta atrás pasas por la cocina otra vez, y ...
...apareces en un patio magnífico de casa Isleña, con su pozo y su brocal, ...
...estanterías con máquinas de coser antiguas, aperos de trasegar en bodega, ...
...como canoas, venencias, aspillas, catavinos, cañas,...
... y su patio sus árboles frutales y su limonero, una finca que coge casi toda la manzana, y tiene de mágico que no se escucha el ruido de la calle, da la sensación que estas en otra época y no tienes que mirar el reloj.
Todo un descubrimiento, gracias a Luis Villaniego maestro de ceremonias, y al Nani o como a él le gusta llamarlo “El Dean del Nani” que sabe desde pequeño que todo lo ha conseguido con su trabajo, su esfuerzo y como dijo Picasso, a él al Nani, la "musa" es su trabajo y el sigue "al pié del cañón", rodeado de su familia, amigos y disfrutando de todo lo conseguido en su ya larga vida y que generosamente comparte con todos los que lo visitamos.
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