Cuando se cata un vino que contiene en su disolución sustancias
correspondientes a los cuatro sabores: ácidos, salados, amargos y dulces,
estos no llegan a percibirse a la vez, porque el tiempo de modificación-
agitación, varían según las apreciaciones, según el catador y su boca, donde
cambiaran de forma diferente, por la síntesis de la evolución del vino en la boca
que es muy representativo de la estructura sápida del vino y las cualidades
gustativas que este va a aportar en boca. Esta acumulación de sustancias en el
vino, como por ejemplo, los ácidos que llegan a contener hasta seis, además
de sustancias azucaradas, o alcohol que provienen de su posterior
fermentación, así como del ácido succínico que aporta sápidez vinosidad y a
veces, incluso, cierto amargor.
Hacen de la cata, una explosión de sabor en la boca, más una reacción
que provoca nuestra propia saliva, la cual favorece su uso y es un medio
amortiguador con respecto al vino que se cata, ya que el catador pasea el vino
por la lengua para captar y descubrir todos los matices del sabor.
Imaginemos que catamos varios vinos, provocando que nuestro paladar empieza a cansarse o a saturarse, normal esa pérdida de sensibilidad, y podríamos enjuagarnos la boca con agua. Pero es mejor que la boca quede vinosa, así que es lógico que entre vino y vino, se tome algún pico, piquito, colín u otros por la necesidad de limpiar el paladar, entre vino y vino. Algo imprescindible para la continuación de la cata y la transición de un vino hacía otro, ya que el intercambio que se produce en boca, en las papilas, garganta, y nariz con la vuelta hacia el retronasal, crean la necesidad, de que el paladar quede limpio ante el siguiente ejercicio, y así poder apreciar todas las características que nos ofrece el nuevo vino a catar.
Imaginemos que catamos varios vinos, provocando que nuestro paladar empieza a cansarse o a saturarse, normal esa pérdida de sensibilidad, y podríamos enjuagarnos la boca con agua. Pero es mejor que la boca quede vinosa, así que es lógico que entre vino y vino, se tome algún pico, piquito, colín u otros por la necesidad de limpiar el paladar, entre vino y vino. Algo imprescindible para la continuación de la cata y la transición de un vino hacía otro, ya que el intercambio que se produce en boca, en las papilas, garganta, y nariz con la vuelta hacia el retronasal, crean la necesidad, de que el paladar quede limpio ante el siguiente ejercicio, y así poder apreciar todas las características que nos ofrece el nuevo vino a catar.
Ante esto, la Regañá Don Pelayo, ha diseñado y elaborado un nuevo
producto, muy distinto al que estamos acostumbrados, caso de los picos,
piquitos, colines convencionales, elementos que solemos utilizar a la hora de
catar.
Es importante destacar en primer lugar, el análisis microbiológico de esta regañá, creando así un pan de cristal con un PH que está por debajo del 5%, siendo ya por sí complicado, esta logra el 4,80%. Destacar también el tema de la humedad, 1.23%, debido a que cualquier pico del mercado o regañá convencional rondan por encima del 11%, lo cual puede provocar en muchos de los casos presencia en los picos de pentaclorofenoles a tricloroanisoles, el famoso y temido TCA para todo catador.
Es importante destacar en primer lugar, el análisis microbiológico de esta regañá, creando así un pan de cristal con un PH que está por debajo del 5%, siendo ya por sí complicado, esta logra el 4,80%. Destacar también el tema de la humedad, 1.23%, debido a que cualquier pico del mercado o regañá convencional rondan por encima del 11%, lo cual puede provocar en muchos de los casos presencia en los picos de pentaclorofenoles a tricloroanisoles, el famoso y temido TCA para todo catador.
Al ser tan baja la humedad y haberlo conseguido, esta favorece la
limpieza del paladar, actuando como papel secante.
La Regañá Don Pelayo contiene 100% de trigo de máxima calidad, un
tostado plus de baja intensidad, y a la vez muy denso, dando lugar a unafunción de neutralización, sin conservantes ni emulgentes de ningún tipo, con
una gran estanqueidad absoluta, evitando así cualquier intercambio de gases e
impidiendo oxidaciones, exento de mesófilas y hongos filamentosos.
A continuación destacamos de su precio, ya que comparado con
cualquier otro producto destinado a este mismo fin, es muy similar a lo que
actualmente se está utilizando sin las características organolépticas adecuadas
de humedad, estanqueidad y Ph, con una elegante presentación, haciéndolo un
producto generoso, espléndido y muy gourmet, minuciosamente elaborado
para estos deleites.
En las Catas realizadas hay que resaltar que se puede pasar de un vino seco a otro dulce, y al revés y el efecto es contundente al absorber los restos de azúcar residual que hayan quedado en la boca. Lo normal es seguir la escala de cata y empezar por blancos y rosados pasando a tintos jóvenes y afrutados, para después continuar con tintos más tánicos o envejecidos, donde vejez y bouquet aportaran toda la crianza del vino, es la validez de este producto, preparando la boca nuevamente para un vino seco.
En las Catas realizadas hay que resaltar que se puede pasar de un vino seco a otro dulce, y al revés y el efecto es contundente al absorber los restos de azúcar residual que hayan quedado en la boca. Lo normal es seguir la escala de cata y empezar por blancos y rosados pasando a tintos jóvenes y afrutados, para después continuar con tintos más tánicos o envejecidos, donde vejez y bouquet aportaran toda la crianza del vino, es la validez de este producto, preparando la boca nuevamente para un vino seco.
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