Una gala monográfica en la que el
sector bodeguero sanluqueño ha recibido
con sus marcas más emblemáticas a expertos en enología, hosteleros, representantes
institucionales y de los medios de comunicación inaugura en Sanlúcar de
Barrameda el programa de actividades conmemorativas.
Sanlúcar de
Barrameda, 15 de diciembre de 2014.- El 15 de
diciembre de 1964 se publicaba el Reglamento de la Denominación de Origen Manzanilla.
Después de siglos de tradición en la elaboración de este vino tan singular, se
oficializaba la protección jurídica y se establecían los protocolos necesarios
para salvaguardar lo que se entiende por manzanilla y cómo se produce. Al
cumplirse los 50 años de aquella publicación, el CRDO Manzanilla ha reunido en
Sanlúcar de Barrameda a los mayores entendidos en este vino, incluyendo bodegueros,
enólogos, representantes institucionales y de los medios de comunicación.
El acto oficial previo a la celebración, que ha sido
conducido por el director del Consejo Regulador, César Saldaña, ha contado con las intervenciones de Beltrán
Domecq, presidente de esta institución, el escritor sanluqueño Eduardo
Mendicutti y el Alcalde del Ayuntamiento de Sanlúcar, Víctor Mora.
A continuación, pudieron degustarse más de 20 marcas de
Manzanilla de la mano de enólogos de hasta una docena de bodegas sanluqueñas.
Como acompañamiento, y poniendo de relieve el innegable vínculo de la
Manzanilla con la cocina marinera, los platos más emblemáticos de seis destacados
representantes de la mejor restauración de esta tierra: la sopa de galeras del Restaurante Casa
Bigote, el arroz marinero del Restaurante Avante Claro, los chicharrones de
atún de la Taberna Argüeso, los langostinos de Sanlúcar de Restaurante Poma,
los chocos al pan frito del Restaurante Los Corrales y las tortillitas de
camarones de Casa Balbino.
Todo un festival de gastronomía que no han querido perderse
grandes amigos de la Manzanilla procedentes de toda España, entre ellos
profesionales tan reconocidos como Pitu Roca, sumiller de El Celler de Can Roca, José Peñín (Guía Peñín) o Andrés Proensa (Planeta
Vino), entre muchos otros expertos.
En el transcurso de la gala del Auditorio de la Merced, Beltrán
Domecq ha declarado: “La manzanilla es el resultado de un proceso de elaboración
único y unas circunstancias geográficas específicas, es el vino de una localidad,
Sanlúcar de Barrameda, y no puede criarse en ningún otro lugar. Por eso era tan
importante acreditarlo no solamente con el peso de la tradición sino con la
oficialidad de las leyes. Cuando se cumplen 50 años de este reconocimiento, era
importante para nosotros celebrarlo con todos los que siguen protegiendo y
enriqueciendo esta seña de identidad de nuestra tierra”.
Durante el evento se ha presentado el embotellado
conmemorativo del 50 Aniversario, para el que se han seleccionado dos
manzanillas: una fina y una pasada. Asimismo, se ha proyectado por primera vez
la producción audiovisual creada para enfatizar el carácter único de la
Manzanilla.
El
aniversario se va de gira
La celebración continuará en 2015 con actividades que
implicarán a la ciudad de Sevilla, principal mercado de la Manzanilla y
escaparate de este vino a nivel mundial. Entre ellas destaca una gran muestra
para profesionales en la que participarán todas las marcas de Manzanilla y que
se celebrará en el mes de abril, coincidiendo con la campaña más importante del
año para las bodegas sanluqueñas.
Por otra parte, Madrid, otra plaza fuerte para este vino,
acogerá una cata magistral durante la cumbre gastronómica Madrid Fusión en la
que participarán expertos de todo el territorio nacional.
Un vino único
La Manzanilla es un vino especial, fruto de siglos de
sabiduría y de tradición bodeguera sanluqueña y también de unas condiciones
climatológicas que sólo se dan en Sanlúcar de Barrameda.
Un cúmulo de factores especialísimos que le confieren una
personalidad genuina y la diferencian del resto de vinos del Marco y, por
supuesto, de cualquier vino del mundo.
Su crianza dinámica por el tradicional sistema de solera y criaderas, exclusivo de esta
región vitivinícola, favorece la aparición del velo de flor, uno de los mayores patrimonios de la enología
universal. Y es precisamente el velo de flor, ese manto de levaduras que cubre
al vino e interactúa con él durante su envejecimiento, el responsable del
carácter único que distingue a la Manzanilla. Un velo de flor muy particular,
fruto de las condiciones climáticas excepcionales de la localidad costera de
Sanlúcar de Barrameda, que aporta a este vino matices únicos.
La manzanilla, el vino de los
buenos momentos
La
Manzanilla, mundialmente reconocida y excelente compañera de la gastronomía
es, además, el vino por excelencia para acompañar momentos de reunión y
celebración.
Anualmente se comercializan más de 9 millones y medio de
botellas de Manzanilla (un 90% de ellas en el mercado nacional) De ellas hasta
un 36% se concentra en la campaña de primavera.
Especialmente
significativo es el protagonismo que cobra en la primavera andaluza. Durante
la temporada alta festiva en Andalucía, principalmente en mayo, y coincidiendo
con las condiciones climatológicas óptimas para que el velo de flor muestre
su máxima expresión, las ventas de Manzanilla alcanzan su cenit. Sólo en la
Feria de Abril de Sevilla se sirven cada año más de 12 millones de medias
botellas (el formato tradicional en este tipo de celebraciones).
La cifra pone
de relieve la estrecha conexión que ha existido tradicionalmente entre Sanlúcar
de Barrameda y Sevilla, conectadas logísticamente a través del río
Guadalquivir y sentimentalmente a través de una pasión común: la Manzanilla.
Las “sacas” de primavera de las bodegas sanluqueñas encuentran en la capital de
Andalucía el momento y el lugar idóneo para ser disfrutadas en su plenitud.
Como vino que debe su identidad al mar, encuentra en él su
perfecto compañero, pues no hay mejor armonía para pescados y mariscos, especialmente
junto a platos marineros tradicionales de la cocina mediterránea.
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