Existe un viejo relato popular irlandés que habla de Jack, un irlandés tacaño, pendenciero y con fama de borracho. El diablo, a quien llegó el rumor de tan negra alma, acudió a comprobar si efectivamente era un rival de semejante calibre. Disfrazado como un hombre normal acudió al pueblo de este y se puso a beber con él durante largas horas, revelando su identidad tras ver que en efecto Jack era un auténtico malvado. Cuando Lucifer le dijo que venía a llevárselo para hacerle pagar por sus pecados, Jack le pidió que bebieran juntos una ronda más, como última voluntad. El diablo se lo concedió, pero al ir a pagar ninguno de los dos tenía dinero, así que Jack retó a Lucifer a convertirse en una moneda para demostrar sus poderes. Satanás lo hizo, pero en lugar de pagar con la moneda, Jack la metió en su bolsillo, donde llevaba un crucifijo de plata. Incapaz de salir de allí el diablo ordenó al granjero que le dejara libre, pero Jack respondió que no lo haría a menos que prometiera volver al infierno para no molestarle durante un año.
Transcurrido ese tiempo, el diablo apareció de nuevo en casa de Jack para llevárselo al inframundo, pero de nuevo Jack pidió un último deseo, en este caso, que el amo de las tinieblas cogiera una manzana situada en lo alto de un árbol para así tener una última comida antes de su tormento eterno. Lucifer accedió, pero cuando se hallaba trepado en el árbol, Jack talló una cruz en su tronco para que no pudiera escapar. En esta ocasión pidió no ser molestado en diez años, además de otra condición: que nunca pudiera el diablo reclamar su alma para el inframundo. Satanás accedió y Jack se vio libre de su amenaza.
Su destino no fue mejor: tras morir (mucho antes de transcurridos esos diez años pactados), Jack se aprestó a ir al cielo, pero fue detenido en las puertas de San Pedro, impidiéndosele el paso pues no podían aceptarle por su mala vida pasada, siendo enviado al infierno. Para su desgracia allí tampoco podían aceptarlo debido al trato que había realizado con el diablo, quien de paso le expulsó de su reino y, despechado, le arrojó a Jack unas ascuas ardientes, las cuales el granjero atrapó con un nabo hueco, mientras burlonamente agradecía la improvisada linterna que así obtuvo. Condenado a deambular por los caminos, anduvo sin más luz que la ya dicha linterna en su eterno vagar entre los reinos del bien y del mal. Con el paso del tiempo Jack el Tacaño fue conocido como Jack el de la Linterna o «Jack of the Lantern», nombre que se abrevió al definitivo «Jack O'Lantern». Esta es la razón de usar nabos (y más tarde calabazas, al imitar con su color el resplandor de las ascuas infernales y por ser más fáciles de tallar que los nabos) para alumbrar el camino a los difuntos en Halloween, y también el motivo de decorar las casas con estas figuras horrendas (para evitar que Jack llamara a la puerta de las casas y proponer Dulces o travesuras).
Se acerca la fecha, la noche “más terrorífica” del año. Halloween, esta tradición tan anglosajona, se ha colado en nuestro calendario como una festividad más que no solo celebramos sino que, además, disfrutamos. Más allá de la mitología asociada a esta fiesta, hay un elemento que es protagonista absoluto de la noche: la archifamosa calabaza de Halloween.
TALLER DE VACIADO Y DECORADO DE LA CALABAZA-LINTERNA
Taller impartido por nuestra amiga docente y decente loreña, Rosa Linares en Cádiz, con las calabazas ecológicas que nos regaló nuestro investigador gastronómico y amigo verdulero Manolo Ruíz.
Fuente: Wikipedia
TALLER DE VACIADO Y DECORADO DE LA CALABAZA-LINTERNA
Taller impartido por nuestra amiga docente y decente loreña, Rosa Linares en Cádiz, con las calabazas ecológicas que nos regaló nuestro investigador gastronómico y amigo verdulero Manolo Ruíz.
Para facilitar nuestro trabajo, debemos que elegir un tamaño mediano, para que podamos hacer bien el vaciado y podamos introducir en su interior las velas para que alumbren bien.
Con un rotulador, dibujar un círculo en la parte superior de la tapa. Con la ayuda de un cuchillo recortar el círculo, sacando una tapa.
Seguidamente comenzar su vaciado con la ayuda de una cuchara, retirando las hebras y pepitas. Si es muy gruesa la carne de las paredes, vaciar un poco con la cuchara, pero no demasiado, para que no se rompa.
UN TRUCO PARA DIBUJAR LA CARA
Una vez vaciada, por pintar con el rotulador la zona de la cara.
Pintar 3 triángulos iguales, 2 para los ojos y 1 para la nariz. Seguidamente, pintar la boca, a elección, con 2-3 dientes arriba y abajo, o sin ellos, pero que tenga una sonrisa algo terrorífica.
Pintar 3 triángulos iguales, 2 para los ojos y 1 para la nariz. Seguidamente, pintar la boca, a elección, con 2-3 dientes arriba y abajo, o sin ellos, pero que tenga una sonrisa algo terrorífica.
Con un cuchillo afilado, recortar sobre las líneas pintadas con el rotulador.
Por último, hacer un par de agujeros a cada lado de la calabaza y pasar una cuerda en forma de asa, para poder transportar la calabaza-linterna.
Colocar una vela dentro, encenderla y colocar la tapa...
... y ya podemos alumbrarnos bien la noche de Halloween y ayuntar a los malignos.
Aquí las tres calabazas decoradas e iluminadas.
Antes del taller pudimos degustar unos deliciosos platos elaborados por Rosa Linares y Chiki Santiago: Foie caramelizado al PX, y Gelatina de Foie, Rabo de toro con guarnición de papas y verduras asadas, Solomillo de cerdo a la plancha y Tarta Queso de La Viña.
Y Manuel Ruíz nos preparó una Ayam Laksa, una deliciosa sopa malaya de caballa, gambas y fideos chinos.
Nosotros nos encargamos de llevar un pan cateto y unas croquetas de puchero.
Brindamos con un tinto de "Secastilla" de Viñas del Vero, del Somontano; un tinto de Pago de Cirsus de Navarra; Cava Segura Viudas y; Pacharán de Navarra.
Por último, hacer un par de agujeros a cada lado de la calabaza y pasar una cuerda en forma de asa, para poder transportar la calabaza-linterna.
Colocar una vela dentro, encenderla y colocar la tapa...
... y ya podemos alumbrarnos bien la noche de Halloween y ayuntar a los malignos.
Aquí las tres calabazas decoradas e iluminadas.
Antes del taller pudimos degustar unos deliciosos platos elaborados por Rosa Linares y Chiki Santiago: Foie caramelizado al PX, y Gelatina de Foie, Rabo de toro con guarnición de papas y verduras asadas, Solomillo de cerdo a la plancha y Tarta Queso de La Viña.
Y Manuel Ruíz nos preparó una Ayam Laksa, una deliciosa sopa malaya de caballa, gambas y fideos chinos.
Nosotros nos encargamos de llevar un pan cateto y unas croquetas de puchero.
Brindamos con un tinto de "Secastilla" de Viñas del Vero, del Somontano; un tinto de Pago de Cirsus de Navarra; Cava Segura Viudas y; Pacharán de Navarra.
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