Los suizos son bollos de leche, conocidos con ese nombre por ser unos de los bollos más vendidos en el Café Suizo, donde se puso de moda en la segunda década del siglo XIX. El Café Suizo fue un café de tertulia de Madrid de mediados y finales del siglo XIX. Se encontraba en la confluencia de la calle de Alcalá con la de Sevilla (cuando se llamaba aún calle Ancha de Peligros), a pocos metros de la Puerta del Sol. Pasaría a la historia de la capital de España como uno de los cafés que sirvieron de tribuna pública en los periodos de revueltas políticas.
Dibujo (alegoría del Madrid de la segunda mitad del siglo xix) con varios tipos castizos ante el Cafe Suizo, con un cartel de la proclamación de la República Federal (hacia 1873-1874).
El café se inauguró el 3 de junio de 1845 por Pedro Fanconi y Francisco Matossi, súbditos suizos, cuya nacionalidad sugirió el nombre del local, y que tuvieron varios cafés a otras capitales españolas, como Bilbao, Burgos, Pamplona , Zaragoza o Santander.
El edificio cuyos bajos ocupaba, fue derruido para construir el que entre otras sedes de negocios ha ocupado la del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria.
El Café Suizo de fondo (El Museo Universal, 1862)
Entre sus primeras tertulias hay que destacar quizá la de los hermanos Bécquer; y posteriormente la de Eusebio Blasco, Luis Rivera, Salvador María Granés y Manuel de Palacio activa hasta 1920. El Suizo de Madrid albergó singulares peñas, como la denominada “Círculo Social de la Gran Vía”, o la que entre 1880 y 1891 reunía a los socios del Casino de Madrid (por carecer de sede social, debido al derribo del Palacio del Marqués de Santiago).
Interior del Café Suizo en 1871
Era un local amplio con un aforo de 500 personas, con mesas de mármol y paredes de felpa color escarlata. Se podía contemplar el interior del café a través de seis ventanales, tres de ellos abiertos a la calle de Alcalá y los otros a la antigua calle Ancha de Peligros. La entrada se encontraba situada en la esquina entre las dos calles, e incluía en su servicio un restaurante capaz de ofrecer desayunos (a la carta), comidas y cenas. Dispuso de un "salón blanco", así llamado por estar reservado a las damas que iban a reunirse en él, y que según Ramón Gómez de la Serna estaba vetado a los hombres.
Hacia la década de 1860, el Suizo se hizo muy popular por la rapidez en su servicio (cosa al parecer poco habitual en esa época) y por sus exquisitos chocolates a la taza, el ponche o el café ‘Doña Mariquita’. También se servían bebidas de estación como el agraz, el agua de cebada o los sorbetes de diferentes sabores. Al parecer fue aquí donde se puso de moda el típico bollo de la pastelería madrileña denominado suizo, que luego se vendería de forma tradicional en las pastelerías de Madrid. wikipedia
SUIZOS
Ingredientes:
450 grs de harina de fuerza
200 ml de suero de leche
20 grs de levadura fresca de panadería ó 7 grs de levadura seca de panadería
100 grs de azúcar
2 huevos
75 grs de mantequilla
1 huevo batido para pincelar
Azúcar humedecido, para decorar
Piel de 1 naranja, opcional
Poner en el cuenco de la amasadora el suero de leche tibio, la levadura desmenuzada, el azúcar, los huevos a temperatura ambiente, la harina y mantequilla en pomada. Amasar durante 8-10 minutos. Queda una masa un algo pegajosa.
Enharinar un recipiente amplio y profundo, formar tapar y dejar levar durante 90 minutos.
Sacar nuevamente la masa a la mesa enharinada, amasar para desgasificar la masa, cortar en porciones de 60 gr cada una y formar bollos alargados.
Con esta masa saldrán unos 15 suizos.
Colocar los bollos en la bandeja del horno forrada con papel de hornear, bien separados entre sí.
Hacer cortes transversales en el centro de cada suizo, con la ayuda de un cutter o cuchilla de afeitar, pincelar con huevo batido la superficie y poner un poco de azúcar humedecido con unas gotas de azúcar con las manos mojadas en agua o con el zumo y la piel de una naranja rallada.
Dejar levar 1 hora.
Precalentar el horno a 180ºC.
Introducir la bandeja con los suizos y hornearlos durante 25-30 minutos o hasta que estén dorados.
Sacar y dejar enfriar sobre una rejilla.